9/4/09

Darwin Tenía razón sobre las lombrices de tierra.


T
iempo después de publicar “El origen de las especies”, y por extraño que
pueda parecer, Charles Darwin dedicó los últimos años de su vida a
estudiar el comportamiento de las lombrices de tierra. El resultado de
sus cuidadosas observaciones dio lugar a la que sería su última obra,
la desconocida "Formación del sustrato vegetal por la acción de las lombrices de tierra",
en la que señalaba el destacado papel de los gusanos en la historia de
nuestro planeta como filtradores y renovadores del terreno.

Intrigado por las ancestrales técnicas de los cazadores de lombrices, Darwin
también se aventuró a predecir una explicación al enigma. Desde tiempos
inmemoriales, estos “encantadores” de lombrices introducen sus varas de
madera en el suelo y la frotan para hacerla vibrar. Un instante
después, los gusanos brotan por decenas a la superficie como por arte
de magia y los cazadores solo se tienen que molestar en recogerlos.

E
n opinión de Darwin, el temblor provocado en la tierra por los cazadores
de lombrices hacía creer a estas criaturas que estaban siendo
perseguidas por un topo, por lo que emergían inmediatamente a la
superficie.



Más de un siglo después, un grupo de
investigadores de la Universidad de Vanderbilt, en Tennessee, acaba de
encontrar una explicación al fenómeno que coincide con las previsiones
de Darwin. Para comprobarlo, los científicos se desplazaron hasta los
bosques de Apalachicola, en Florida, conocidos por la tradición en la
caza de lombrices, y sometieron a estos animales a diversas pruebas.

El resultado demuestra que las lombrices han desarrollado una respuesta
automática que les induce a escapar ante los sonidos en determinadas
frecuencias, las mismas que produce el topo al avanzar bajo tierra y
que los cazadores han aprendido a reproducir con un palo de madera.

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