
Brian J. Peppers nació el 11 de Enero de 1968, era un pequeño niño blanco, con ojos azules y pelo castaño, pero lo que debía ser una bendición para sus padres se tornó en una maldición, el joven Brian tenía dos síndromes que lo marcarían de por vida, el Síndrome de Apert y el Síndrome de Crouzon, lo que le produciría una deformidad física en la cara que le marcaría de por vida.
Pues bien, el Síndrome de Apert es una afección que solo afecta a uno de cada 160.000 recién nacidos que le produce una deformidad craneal, que la cara se hunda hacia dentro por la zona de las mejillas y posibles trastornos en las membranas de pies y dedos, a su vez, el Síndrome de Crouzon se estima que lo padecen uno de cada 10.000 nacidos que le produce también un hundimiento excesivo en la cara con una predominancia excesiva de los ojos hacia fuera. La combinación de estos dos síndromes produce el aspecto de Brian Peppers, un caso rarísimo en la naturaleza solo posible en un hipotético caso de uno cada 16.000 millones de posibilidades de que ocurra de padecer dos síndromes rarísimos al tiempo, suerte que tiene Peppers que podría entrar en el libro guinness.
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